Resignado a no verla nuevamente pedí la cuenta al mesero
cerré mis ojos mientras esperaba la factura
para al menos recordar esa imagen tan perfecta
que de mi mente no había escapado ni un solo instante
Estaba con mis manos en la cabeza
pasando mis dedos por el cabello
y fue cuando percibí ese aroma inconfundible
jazmín...
y la sensualidad del ámbar...
el mismo olor que había llegado a mi mesa
que tanto añoraba aquella lluviosa tarde de septiembre
Levanté la vista inmediatamente
y no me había equivocado
era ella... si, era ella...
esta vez de negro, llevaba un vestido pegadito al cuerpo
el que dejaba ver la sensualidad de su cintura y su cadera
pasó a mi lado en dirección a la barra
donde se sentó en una de esas sillas altas giratorias
Podía ver sus piernas interminablemente largas
adornadas esta vez por unos tacones altos
que en la punta tenían un semicírculo abierto
el cual dejaba ver algunos dedos de sus pies
Que sensualidad abrumadora tenía ante mis ojos
Ni siquiera me di oportunidad a pensarlo dos veces
me acerqué a la barra y le invité una copa
Ella me miró un instante con esos ojazos verdes
y dijo... ¿por qué no?
quiero una copa de champagne
Pedí al bartender que nos sirva una copa a cada uno
no sabía que carajo decirle
cómo contarle cuánto la había esperado
seguramente mil veces y de mil formas distintas se lo habían dicho ya
Ella fue quien rompió el silencio
me llamo Ada dijo... y tu?
soy Santiago le dije extendiendo la mano,
me permitió tomar la suya y se la besé a la altura de los nudillos.
Sonrió y me dijo que había notado mi sorpresa al verla entrar
así como mi nerviosismo al acercarme a ella para entablar conversación
no temas me dijo... no muerdo.
Pasamos unas horas conversando
preguntándonos de todo un poco entre risas y copas
fue cuando sentí no solo el deseo, sino la necesidad de besar sus labios
esos labios pintados de rosa intenso y con un brillo enloquecedor
Busqué un bolígrafo y en una servilleta escribí "me muero por besarte"
ella respondió que ahora si debía temer porque ahora si me mordería
levanté el hombro derecho y me acerqué...
aún recuerdo su aliento y la suavidad de sus labios
la delicadeza con la que mordió los míos arrancándome un leve quejido
que beso tan intenso fue aquel primero
Era casi a la media noche y me dijo que tenía que marcharse ya
la acompañé hasta su auto y ella me dejó tomarla de la mano
Mirándola a los ojos le pedí su número para llamarla
negó con la cabeza y me dijo que sería ella quien me buscaría
saqué de mi bolsillo una tarjeta
se la di y se despidió con un beso mas
En el silencio de la noche el taconear de sus zapatos iba terminando
mientras se subía al asiento de su coche...
al levantar la pierna su vestido se subió unos centímetros
regalándome así la última imagen de la noche...
Finalmente subí a mi auto preguntándome... ¿llamará?
5 comentarios:
Muy bueno..! me encanto al igual que los anteriores... que sentimiento y que pasion q tienen tus poemas..
keep it going..
MUY LINDO ESTA SUPER BELLO
LA VERDAD TIENES MUCHA INSPIRACION...ALGO DE SEDUCCION
que incógnita !!!!... pues seguro que te llamará; dudo que se quede solo con ese beso.
Como ves, he aceptado tu invitaciòn y vine a visitarte.
Un beso
Yo vine a comentar antes pero no se pudo gracias a mi patetica conexón...
yo creo que ella llamaría después de algún tiempo...cuando ya te resignes a no verla núnca más..quizás te sorprenda, así e sla vida.
besitos.
Pedí al bartender que nos sirviese una copa a cada uno (el uso coloquial de la forma presente del subjuntivo aquí no queda bien)
Empezaste mintiendo. Le dijiste que te llamabas Santiago. No creo que te llame.
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